NAOMI KLEIN - Escritora y periodista canadiense

"Cuando perdemos nuestra historia, somos más vulnerables. Con el shock del 11-S, sentí que habíamos perdido la confianza en nuestra historia, en nuestro relato, y sabía que la clase política se iba a aprovechar de ello”.

Dijo Naomi Klein en uno de los tantos foros para presentar su libro "La Doctrina del Schock", esta reflexión la centra en la capacidad que tiene el modelo económico neoliberal más radical de implantarse en los mayores momentos de crisis -como el Tsunami en Sri Lanka, la guerra en Irak o el 11-S- tratando de destruir el mito de que es la democracia donde triunfa este modelo.
“La ironía es que a los desastres naturales siguen los desastres neoliberales”
Klein recuerda algo que pasó desapercibido en los medios de comunicación tras el tsunami en el Sudeste asiático. Sri Lanka estaba arrasada, con un gran número de víctimas, principalmente pescadores. “Cuatro días después, el Gobierno de ese país aprobó una ley para privatizar el agua y la electricidad. En medio de la destrucción, se atrevió a presentar una ley así”. A ello se añadieron las oportunidades para la especulación que traen estas situaciones. Meses después del tsunami, recorrió Sri Lanka y comprobó que los pescadores continuaban desplazados en el interior del país para “protegerlos”, mientras que en la costa se sucedían las grandes obras para crear nuevos centros turísticos, “algo similar a lo que también sucedió en Nueva Orleans”.
“La información es el arma principal de resistencia contra el shock”, “La ironía es que a los desastres naturales siguen los desastres neoliberales”, señalaba Klein para reflejar cómo estas situaciones son propicias para introducir políticas privatizadoras agresivas ante una sociedad que se encuentra en estado de shock y es incapaz de reaccionar. “El shock es la pérdida de nuestra narrativa, de nuestra historia. (...) "Para resistir al shock, lo mejor es saber y así ser consciente de lo que nos está pasando”.
Latinoamérica como laboratorio de los Shocks.
El mayor ejemplo de resistencia contra el shock lo encontró Klein en Argentina. “El lema de las manifestaciones en este país eran ‘No de nuevo’, ‘No otra vez’, porque existía una memoria colectiva”. Se trataba de la memoria de los shocks que vivieron la mayoría de los países latinoamericanos: la dictadura y la implantación de modelos neoliberales en ese contexto, “promovidos por el economista Milton Friedman”.
En La doctrina del Shock, la autora recuerda el papel desempeñado por el Premio Nobel de Economía Milton Friedman en la implantación de políticas económicas agresivas en Latinoamérica, aprovechando el shock de las dictaduras sobre la población, principalmente en Chile donde Friedman asesoró directamente a Pinochet. Esta historia reciente de Latinoamérica fue la que inspiró a Klein a redactar La doctrina del shock.
“Existe una conexión entre el shock a los cuerpos –la tortura-, y el shock a una sociedad –la economía neoliberal" señaló.
Klein llegó a Argentina atraída por las respuestas que muchos trabajadores estaban dando a la crisis económica que vivían en 2001, un país que fue capaz de expulsar a cuatro presidentes en dos semanas y de ocupar fábricas para que fuesen gestionadas por los propios trabajadores. “Las organizaciones argentinas de derechos humanos se habían centrado en cerrar los centros de tortura, pero se olvidaban de la última razón de esta tortura: la imposición de un modelo económico. Y eso es lo que ocurre ahora en Irak”. Para Klein, esa memoria colectiva necesaria para afrontar los momentos de shock se recuperó durante la crisis económica. “Y fue esa memoria la que le proporcionó al pueblo argentino la resistencia al shock frente al capitalismo del desastre”.

“Se necesitan nuevos relatos para reestablecer las coordenadas”
escrito por Mauricio Becerra R. El Ciudadano, 18 de agosto de 2008.
Luego de publicar No Logo (2002), la intelectual canadiense Naomi Klein vuelve con un libro que disecciona las formas como el libre mercado se ha instalado en el mundo. La Doctrina del Shock, el auge del capitalismo del desastre, muestra el hilo invisible que relaciona la reconstrucción post invasión de Irak, el atentado a las Torres Gemelas, el huracán Katrina o el maremoto en Tailandia con el golpe de estado de Pinochet. Todos aquellos procesos esperaron un estado de shock en la población para poder implementar el acuerdo de las grandes corporaciones y los estados policiales. El sondeo global de intelectuales realizado por las revistas Prospect y Foreign Policy la sitúan en el lugar undécimo a esta periodista canadiense. Su trayectoria investigativa la llevó del análisis del poder y formas de operar de las marcas a desentrañar la conexión entre investigaciones de la CIA en los ’50 para extraer información de prisioneros con la aplicación de las políticas neoliberales promovidas por Milton Friedman.
Estuvo en Chile, visitó Villa Grimaldi, dictó dos conferencias y partió a Bolivia para ser testigo del proceso constituyente.
¿Cuál es la importancia de la doctrina del shock en la conformación del paisaje actual de las sociedades?
El psiquiatra canadiense Ewen Cameron en la década de los cincuenta recibió financiamiento de la Central de Inteligencia Americana, CIA para sus investigaciones sobre técnicas de control mental en pacientes bajo su cuidado. Luego de privarlos de sueño y aislarlos durante semanas, Cameron les administraba altas dosis de electroshock, que transportaban a los pacientes a estados infantiles. La conclusión de Cameron fue que luego de que sufrieran tal tratamiento, el podía reconstruir personalidades en una cerebro dejado en tabla rasa; o sea, los tratamientos de shock eran la forma de enseñar a sus pacientes a un buen comportamiento luego de introducirse en sus mentes y quebrar las anteriores pautas y modelos de comportamiento.
El concepto luego es usado por Milton Friedman y aplicado por primera vez en Chile en lo que conocemos como las medidas de shock económico.
Efectivamente. Luego del descalabro económico de 1929, las teorías económicas de Keynes apuntaron a controlar los capitales especulativos que habían conducido a la crisis, promoviendo el New Deal americano y el Estado de bienestar europeo, lo que hacía impresentable las ideas de libre flujo de capitales y del ‘mercado libre’ que la Escuela de Chicago y Milton Friedman desarrollaban con el auspicio de los grandes magnates de la época. Para implementar sus ideas, necesitaban entonces hacer tabla rasa de toma memoria anterior y las ideas desarrolladas sobre los estados de shock eran muy pertinentes para tales propósitos.
Época en que en Latinoamérica había un consenso respecto al desarrollismo con una fuerte presencia estatal.
Chile se convirtió en los ’50 en un laboratorio para la Escuela de Chicago, que desde 1957 empezó a formar a economistas chilenos en sus doctrinas. Se puso entonces bajo el microscopio las políticas del Chile de la época: su sólida red de seguridad social, el proteccionismo de la industria nacional, las barreras arancelarias o el control de precios. Se les enseñó a despreciar este proceso a personajes como Sergio de Castro, quien en 1963 ya era decano de la Facultad de Economía de la Universidad Católica.
Pero como en 1970 el ganador de las elecciones fue Salvador Allende, podríamos decir que las ideas de Friedman no prendían mucho.
Sí, el debate económico en Chile derivaba cada vez más hacia la izquierda, pero el presidente norteamericano Richard Nixon les daría a los Chicago Boys la oportunidad para rehacer un país desde cero. Como la democracia fue poco hospitalaria con ellos, la dictadura sería mucho más acogedora. Friedman siempre sostuvo un ideario de una sociedad en su naturaleza, libre de intervenciones, necesitaba pues un laboratorio en donde imponer sus ideas sin oposición alguna.
En Chile se señala que las políticas de los Chicago Boys recién empiezan en 1975.
Las experiencias de Brasil e Indonesia, países en donde sus ciudadanos no aceptaron la apertura total a la inversión extranjera, les mostraron a los Chicago Boys que implementar sus políticas en regímenes abiertos les sería imposible. Por ello desarrollaron contactos con personajes como Merino a través de Roberto Kelly, a quien antes del golpe le hicieron llegar 5 páginas de su programa económico. Asi el día posterior al golpe de Estado los golpistas tuvieron en sus escritorios el programa de los Chicago Boys a implementar.
BORRAR LA MEMORIA.
En la lógica del shock ¿cuál es el rol que juega en la producción de ese estado el aislamiento de los sujetos y la borradura de la memoria?
Todas estas tácticas empleadas, como la desaparición de los cuerpos de opositores y la tortura, son una guerra contra la memoria, que es la que nos mantiene orientados. Las personas que tienen una narrativa muy amplia y un historial bien asentado son los más resistentes a este tipo de tácticas. El estado de shock que nos deja la pérdida de algo fue aplicado en la sociedad entera. Y realmente trabaja en la memoria, porque la memoria es lo que nos mantiene vigentes. La gente que tiene una memoria profunda, que tiene una idea muy clara de quienes son, resisten de mejor forma a estas tácticas. Lo interesante, y quedó demostrado en Tailandia cuando luego del maremoto que destruyó las aldeas y los economistas quisieron imponer medidas neoliberales para hacerse los dueños de las costas, es que las comunidades indígenas fueron las más resistentes a esto, dado su mentalidad abierta.
¿Qué rol tienen los medios en la mantención en suspenso de la memoria?
Su rol es muy importante porque el shock ocurre cuando perdemos la narrativa de lo que está pasando. Se pierde la sensibilidad y la explicación del porque. Nosotros confiamos en los medios, las historias que cuentan las asumimos como reales porque a los medios los entendemos como las instituciones orientadas a darnos la información necesaria. Nosotros somos vulnerables a lo que los medios dicen. Hay medios que hacen las cosas más confusas, que presentan las cosas sin contacto, contando una historia irreal. En Chile tenemos el caso del Mercurio, es increíble el rol que jugaron en la preparación del golpe al gobierno de Allende, y que desde esa época es el órgano de expresión de los Chicago Boys. No por nada de estar involucrado en el plan del golpe, después se convirtió en la voz principal del proceso neoliberal implementado en Chile.
La narrativa en nuestras sociedades del libre mercado señalan a éste como condición de democracia y libertades civiles ¿tu investigación te demostró lo contrario?
Pese a que mi intención original fue relacionar las políticas implementadas en Irak con las que sucedieron después del huracán Katrina y el tsunami asiático, en donde se aprovechan los estados de shock de la población para implementar las reformas neoliberales que en momentos de normalidad social resultan impopulares, terminé indagando en la historia no contada del libre mercado. Chile sirve de ejemplo para evidenciar como se planificó, las tácticas usadas y como se mantiene este sistema, ya que fue el primer laboratorio y ha sido cita recurrente a la hora de expandir estas políticas a otros países. A Yeltsin en Rusia se le pedía ser el Pinochet antes que quemara el Parlamento; fue la observación hecha por Friedman a Deng Xiaoping en China en su visita meses antes de la matanza de la plaza de Tiananmen. Hoy se nos muestra ese país como el modelo capitalista más exitoso, con una tasa de crecimiento de un 10% anual, pero se invisibiliza que no tienen prensa libre y que las noticias en radio y televisión están sumamente controladas.
¿Entonces hay una relación importante entre el terror y la creación de mercados libres?
Chile fue el laboratorio de esto y no fue implementado en forma democrática. En Argentina después ocurrió lo mismo, luego de unas décadas en Bolivia el gobierno de Gonzalo Sánchez de Losada relegó a los dirigentes sindicales para poder implementar el modelo de libre mercado en los’90. Para su implementación, el libre mercado necesita hacer esa limpieza de la sociedad y el primer objetivo es la izquierda.
En tu libro mencionas a Orlando Letelier y Rodolfo Walsh, quienes vislumbraron el proceso que estaba ocurriendo a mediados de los ’70 con la implantación de las economías de libre mercado.
Ellos estaban en la crisis misma. Cuando la gente estaba aún conmovida no podían ver la panorámica amplia de lo que estaba ocurriendo. Por lo que la visión de Letelier y Walsh es fundamental. Letelier se preocupó de relacionar las torturas y desapariciones con la implantación del modelo económico, acusando que el golpe fue una alianza entre los militares y los Chicago Boys. En 1976 vislumbró que la concentración de la riqueza promovida por la Junta no era un accidente, sino la base de un proyecto social. Por su parte, Walsh fue el hombre más buscado de la dictadura Argentina. No por nada, antes de ser capturado y morir, Walsh habla de la miseria planificada en su carta abierta.
TERMINOLOGÍA DE TECNÓCRATAS
Hay conceptos que ya en democracia son usados profusamente por los que toman las decisiones económicas, como la alocución que dice que se están tomando ‘decisiones técnicas’ ¿Qué significan en el fondo?
Cuando se ocupan estas palabras, quieren decir que las personas no están calificadas para formar parte de la discusión, arrogándose el derecho a tomar las decisiones por todos. Claro que estas decisiones tienen evidentemente un contenido político. Para los que discuten en el espacio público entonces les es muy difícil modificar estas decisiones denominadas ‘técnicas’. Se pierde la noción de la economía como una ciencia social y la discusión de la distribución de los recursos se privatiza.
El concepto ‘Modernización’.
Hoy se usa, fundamentalmente en Estados Unidos, como la vanguardia tecnológica que desarrolla tecnologías orientadas para vigilar a la población, como lo es la información biométrica de las personas. Su monopolio esconde preguntas democráticas porque plantea la interrogante acerca de en que sociedad queremos vivir.
¿Qué concepto es más preciso: Neoliberales o corporativistas?
La experiencia mundial revisada da cuenta de que cuando los neoliberales se toman el poder termina construyéndose una sociedad corporativista, al viejo estilo fascista italiano, claro que esta vez la alianza es entre un Estado policial y las grandes empresas en desmedro de los trabajadores. Por ello es mejor señalarlas como sociedades corporativistas, ya que el nexo central es entre el Estado y las corporaciones. Así ocurrió luego de los procesos privatizadores en Rusia, China, Chile y varios otros países.
La promesa de la libre iniciativa individual se diluye en esto.
La más célebre frase de los corporativistas es ‘libre mercado’, que suena bonito, pero es una mentira porque la forma real en que hacen política si ves como se maneja en cada país siempre estará presente la corrupción y se tratará siempre de privilegiar los intereses de las grandes corporaciones y de los políticos que negocian con ellos, intercambiando favores. Todos los procesos de privatización de las empresas estatales terminaron en grandes escándalos de corrupción. Los microempresarios no tienen en este asunto ninguna habilidad ni posibilidad de competir.
Desde la invasión de Irak y posteriormente luego del huracán Katrina en Nueva Orleáns aparece otro concepto: ‘la Reconstrucción’.
Nueva Orleáns, en Estados Unidos, e Irak comparten este concepto cuando los políticos del libre mercado se refieren a ellos. Se trata de limpiar y dejar en blanco los territorios y el antiguo sistema de beneficios sociales para moldear en las ciudades y en las mentalidades esta idea del mercado libre. No tiene nada que ver con la simple reconstrucción, sino que es ingeniería social.
LA SUPERACIÓN DEL MODELO
Últimamente en el continente diversos países han preferido procesos alejados a las terapias del libre mercado ¿Qué parece iniciativas como la Alternativa Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América, ALBA?
El ALBA es a la vez la respuesta al Área de Libre Comercio de las Américas, promovido por Estados Unidos, como la continuación de un proceso que estaba sucediendo en los ’60 y a principios de los ’70, que fue interrumpido por la ola de golpes militares porque la autosuficiencia de América del Sur ha sido siempre la mayor amenaza. Justamente lo que pasa en la crisis de la alimentación, lo que fomenta el ALBA es que las comunidades intercambien productos basados en su precio real y no en uno impuesto por el Estado. Esto significará a futuro que el comercio del continente sea mucho menos vulnerable a las turbulencias financieras que han devastado la economía del continente.
¿Cuál es la importancia de un relato que de cuenta de lo que ha significado estas últimas décadas?
Ciertamente los pueblos que tienen una historia y una narrativa colectiva muy fuerte son los que están menos propensos a sufrir estos procesos de pérdida de poder. Como es una crisis global hay una necesidad imperiosa de nuevos relatos que reestablezcan las coordenadas.
Marquemos algunas señales de ruta para ir saliendo de la conmoción.
Primero hay que identificar las cosas más importantes que se han transferido al mercado y que son de extrema importancia para las personas.
Luego se debe reclamarlas como propias: el agua, la energía, el alimento, la vivienda, la salud; cosas que deben ser garantizadas y que son derechos de sobrevivencia y que no pueden ser transadas en el mercado.
También hay que considerar los bienes que permiten que la democracia sobreviva, como los medios de comunicación y los procesos electorales transparentes, en donde no haya corrupción. Fuente: El Ciudadano

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