General: A pesar de su supuesto Alzheimer, demencia senil y alcoholismo sabrá UD de nuestra existencia. Todos los días me acuerdo de la sangre herida que hierve sobre mí, por que UD mató a mí padre. Siempre supe que iba ha tener Alzheimer, así lo diagnosticaron los facultativos y expertos de la Política, la Justicia y el Servicio Medico Legal. No podría ser de otra manera. El lobby, la presión, las pasadas de cuenta y hasta una supuesta carta del entonces Cardenal Silva Henríquez, aparecida en los alegatos de la corte suprema contribuyeron a este veredicto final. UD se sabia culpable por eso le temblaban las manos, le paralizaba la cara, sus ojos se enceguecían. Yo merodeaba su existencia. Miré fijamente su rostro en el Club de Polo donde lo escupimos, cuando se evadía de nosotras. Hemos seguido sus pasos, no todas estamos vivas, entre ellas la Medico Dentista. Dora Juralnick. Madre del periodista Carlos Berger asesinado por UD. en Calama y que aturdida por la impunidad y el silencio terminó su vida trágicamente, no antes de depositar velas en un recordatorio.
UD tenia 47 años cuando asesinó a mí padre, que tenia la sazón 35 años y cinco hijos UD era el segundo hombre del poder militar y político y sus ojos no pestañaron ni sus mejillas se paralizaron para elaborar el listado de los chilenos que deberían ser descuartizados desde Calama hasta San Javier. Allí no le falló la memoria, podía distinguir entre matar a Mario Silva Iriarte u otro funcionario de CORFO Norte. A diferencia de otros hijos de ejecutados que no supieron o le ocultaron que sus padres fueron exterminados a pedazos, con mí Madre levantamos el ataúd y trasladamos a mí padre a Vallenar en un día rigurosamente vigilado donde el pueblo se refugio en sus casas entremetido por la muerte de un hombre que no sabia dispara ni pistolas de agua. Se que lo persiguen las sombras, que no puede salir a las calles y que no recuerda las maldades con sus hijos y sobrinos en vísperas de navidad y año nuevo.
En El rigor estamos hablando de un sujeto que demolió lo mejor de una generación y por ello resulta insólito esta sentencia y los $500.000 pesos a pagar a un menor del reajuste que se impusieron los congresistas en el reciente paro del sector público. Por ellos en honor a tantos sacrificios, dolor y lucha escribo esta carta abierta para silenciar el grito desgarrado de los ejecutados de la Caravana de la Muerte y sus familias.
Adhieren a esta Carta, Mi Madre Graciela Álvarez.
Mis hermanos, Amanda, Libertad, Patricia, Mario y el hermano de mí padre Jaime Anselmo Silva y todos los hombres y mujeres decentes de esta tierra.
ROSA SILVA ÁLVAREZ
LICENCIADA EN DERECHO RUT 7.458.048-3