La elección que el diario El País, de España, hizo de la Presidenta Michelle Bachelet como uno de los 100 personajes internacionales de 2008 -sumándose a otras calificaciones de revistas como Times y Forbes- es impresionante, más que por la elección, por los adjetivos que le acompañan.
El País La presidenta de la república, socialista, que este año preside también Unasur, ha puesto en marcha una pensión mínima de integración.
Por Gabriela Cañas
Es una de las mandatarias más reconocidas del mundo. Esta socialista, madre soltera y agnóstica, fue primero ministra de Defensa y ahora prosigue, desde la presidencia de la república, las reformas socialdemócratas con que la coalición a la que pertenece, la Concertación, está convirtiendo a Chile en modelo económico y social de América Latina. Este año, Bachelet ha iniciado una reforma histórica adjudicando una pensión mínima de integración a los más pobres de su país. Es un paso de gigante en un continente en el que, como ella declara, ha dominado siempre el liberalismo más drástico en el terreno económico.
Hija de un militar torturado y asesinado por los golpistas que acabaron con el gobierno democrático de Salvador Allende, Michelle Bachelet, que también sufrió torturas y exilio en su juventud, sigue manteniendo una alta popularidad entre los ciudadanos de su país, a pesar del fracaso electoral de la Concertación en las últimas elecciones municipales. Bachelet nunca ha hecho de su pasado una bandera del victimismo. Este año es la presidenta de Unasur, una organización en la que, junto a Lula da Silva, lucha por establecer una unión de paz y progreso. Este año, también, ha sido abuela por vez primera y prepara su retiro, ya que las normas no le permiten repetir en el cargo. Lo hace trabajando hasta el último día con un gran sentido del deber y esa sonrisa que ella le ha regalado a un país como Chile, capaz de superar los peores traumas del pasado.
Por Gabriela Cañas
Es una de las mandatarias más reconocidas del mundo. Esta socialista, madre soltera y agnóstica, fue primero ministra de Defensa y ahora prosigue, desde la presidencia de la república, las reformas socialdemócratas con que la coalición a la que pertenece, la Concertación, está convirtiendo a Chile en modelo económico y social de América Latina. Este año, Bachelet ha iniciado una reforma histórica adjudicando una pensión mínima de integración a los más pobres de su país. Es un paso de gigante en un continente en el que, como ella declara, ha dominado siempre el liberalismo más drástico en el terreno económico.
Hija de un militar torturado y asesinado por los golpistas que acabaron con el gobierno democrático de Salvador Allende, Michelle Bachelet, que también sufrió torturas y exilio en su juventud, sigue manteniendo una alta popularidad entre los ciudadanos de su país, a pesar del fracaso electoral de la Concertación en las últimas elecciones municipales. Bachelet nunca ha hecho de su pasado una bandera del victimismo. Este año es la presidenta de Unasur, una organización en la que, junto a Lula da Silva, lucha por establecer una unión de paz y progreso. Este año, también, ha sido abuela por vez primera y prepara su retiro, ya que las normas no le permiten repetir en el cargo. Lo hace trabajando hasta el último día con un gran sentido del deber y esa sonrisa que ella le ha regalado a un país como Chile, capaz de superar los peores traumas del pasado.
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